
Zacatecas es una joya colonial del centro-norte de México, que se encuentra entre el Cerro de la Bufa y el Cerro del Grillo y cuenta con un pasado muy rico para descubrir. Esta ciudad construida a base de cantera rosa, donde se erigieron importantes conventos, iglesias y casonas virreinales que datan de los siglos XVII al XVIII, cuenta con una gran industria minera, misma que ha sido durante años la actividad más emblemática de esta región.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la singularidad de su estética rosa, producida por las construcciones de cantera, le otorga magia, encanto y distinción incomparables.
Entre los atractivos de Zacatecas figura viajar en teleférico desde el cerro de la Bufa al cerro del Grillo, lo que permite disfrutar de unas esplendorosas vistas urbanas. Callejear por el centro histórico es sinónimo de música, baile y mucho ritmo, mientras que visitar museos es otra de las buenas opciones.
El Museo Manuel Felguérez es perfecto para los amantes del arte abstracto, mientras que el Museo Rafael Coronel exhibe una impresionante colección de máscaras. Además, el Museo Pedro Coronel es una de las joyas culturales de la localidad, pues expone incontables piezas antiguas de culturas variadas -china, hindú, griega, maya, azteca, africana, etc.-, junto a obras modernas de Picasso, Braque, Dalí, Miró y Delacroix, entre otros.
Zacatecas cuenta con míticos enclaves precolombinos en los que puedes adentrarte en el pasado de la región. Pirámides, columnas, salones, misterios, escaleras y otros vestigios arquitectónicos ofrecen inolvidables experiencias en lugares como La Quemada y Altavista.
Imperdible es recorrer los rincones y la rica historia de la Mina El Edén, que marcó la historia de esta joya. El espectáculo allí es inolvidable, empezando por el Museo de las Rocas y Minerales, el más grande de Latinoamérica, en el que se puede admirar oro, plata e incluso “Kriptonita” en estado nativo, entre fósiles y otros minerales de todo el mundo. Luego, el guía narra historias y leyendas mineras, al tiempo que conduce a los visitantes por túneles y galerías con filtraciones de agua y con la iluminación adecuada para sentirse inmerso en la atmósfera de quienes trabajaron ahí desde el siglo XVI hasta 1960.
La gastronomía es amplia, variada y, en muchos casos, picante. Las enchiladas zacatecanas, el pozole rojo, el asado de bodas y los dulces autóctonos proporcionan una auténtica explosión de sabores que puede gustar más o menos a los visitantes, pero a los que nunca deja indiferentes.
En tanto, el mezcal, la bebida tradicional de la región, también es un buen argumento turístico para realizar una ruta inolvidable que comienza en la hacienda La Pendencia, continúa en el pueblo de Pinos y concluye en la hacienda Trinidad de Norte, donde podrás conocer las herramientas utilizadas, en otras épocas, para destilar este licor.