
En la provincia de Salta, a 4100 metros de altura, se encuentra Olacapato, una pequeña localidad del departamento de Los Andes. La población es de unos más de 250 habitantes, pero cuando los visitan trabajadores golondrina alcanzan las 300 personas.
La actividad minera es la principal fuente de trabajo, pero la comunidad también se caracteriza por el espíritu emprendedor, y por eso hace 50 años empezaron a construir los primeros hospedajes y comedores para quienes están de paso.
Este lugar, marcado por el silencio de las montañas y el azul profundo del cielo, es testigo de cómo el respeto por la naturaleza y el legado de los ancestros pueden ser la base para construir un futuro prometedor.
El tono terracota domina el pueblo. Las casas sencillas están hechas de ladrillo de adobe, con aberturas de madera pintadas de rojo o azul. El mismo diseño se repite: una puerta y dos ventanas muy pequeñas para protegerse de uno del viento.
A pocos metros del pueblo se encuentra el Parque Solar Caucharí, el más grande de Sudamérica, que produce 300MW. Frente a este moderno complejo, un generador mecánico debe trabajar todo el día para producir energía para Olacapato, donde viven 200 habitantes estables.
San Antonio de los Cobres es la población más cercana, a 60 kilómetros. De allí llegan las mercaderías luego de transitar la peligrosa ruta 51 que asciende por la montaña cruzando abismos, pequeños cementerios y parajes desolados.
A dos kilómetros de Olacapato está la mina Los Andes, que extrae ulexita para producir desde ácido bórico hasta sulfúrico. Es la única fuente de trabajo del pueblo. En los alrededores se pueden ver antiguos talleres, vías ferroviarias en desuso y estaciones fantasmas que conservan la memoria de un pasado industrial.
Olacapato es ideal para los amantes de la fotografía, los rincones ocultos y la naturaleza. Muchos visitantes aprovechan para hacer caminatas y capturar el paisaje al amanecer o al atardecer, cuando la luz realza los colores de la puna.



