Cada verano, el Partido de La Costa vuelve a ocupar un lugar privilegiado en el radar de los argentinos que buscan sol, mar y descanso sin alejarse demasiado. Este extenso corredor atlántico combina tradición, renovación y una oferta de balnearios que se adapta a distintos estilos de viaje. En la antesala de una nueva temporada, un análisis realizado con inteligencia artificial puso el foco en aquellos paradores que mejor logran equilibrar servicios, entorno y precios.
La Costa tiene algo que pocos destinos pueden ofrecer: diversidad real. En pocos kilómetros se pasa de playas animadas y céntricas a rincones donde la tranquilidad es la gran protagonista. Esa variedad se refleja también en sus balnearios, que van desde paradores completos, con todos los servicios imaginables, hasta opciones más simples, pensadas para quienes priorizan el contacto con la naturaleza y el silencio. Esta amplitud de propuestas es, sin dudas, uno de los grandes atractivos del distrito.

En San Bernardo, uno de los clásicos del turismo familiar, el balneario que mejor sintetiza esta combinación es San Bernardo Chico. Ubicado en una zona estratégica, muy cerca del corazón comercial y de la peatonal, resulta ideal para quienes quieren tener todo a mano sin resignar comodidad en la playa. Sus servicios están pensados para pasar el día entero: carpas bien distribuidas, duchas, vestuarios y un entorno cuidado que transmite seguridad y orden.
Además de lo comentado, mantiene valores accesibles en comparación con otros destinos más exclusivos de la costa bonaerense, lo que explica por qué es tan elegido por familias con chicos. Un dato a tener en cuenta es que, dentro de la misma localidad, el sector norte suele ser más calmo, mientras que las playas céntricas concentran mayor movimiento y propuestas gastronómicas.

Mar de Ajó, por su parte, se posiciona como una alternativa equilibrada para quienes buscan buenas playas sin gastar de más. Allí, el Parador Sunset se destaca por su amplitud y su atmósfera relajada. La distancia entre carpas permite disfrutar del mar con mayor privacidad, algo muy valorado en plena temporada alta.
Los servicios son sencillos pero bien mantenidos, y el ambiente general invita al descanso, sin música estridente ni excesos. Es una opción especialmente recomendable para estadías prolongadas. Como curiosidad, quienes se alejan unos minutos del centro hacia el sur suelen encontrar paradores aún más tranquilos y con precios más bajos.

Para los amantes de la calma absoluta, Costa del Este es casi un refugio. Entre pinos, calles de arena y construcciones discretas, esta localidad mantiene un perfil sereno que se refleja en sus balnearios.
La Reserva es el parador que mejor representa ese espíritu: amplios espacios, baja concurrencia incluso en los días más concurridos del verano y una integración armónica con el entorno natural. Sus servicios, sin lujos innecesarios, apuntan a quienes buscan desconectar del ritmo acelerado. En la zona también abundan pequeños balnearios familiares, donde el trato cercano y los precios moderados marcan la diferencia.

Más allá de estas recomendaciones, La Costa invita a ser recorrida sin apuro. La mejor época para visitarla sigue siendo enero y febrero, aunque diciembre y marzo ofrecen un clima agradable y playas más despejadas. Sea cual sea el plan, la clave está en elegir el balneario que mejor se adapte a la forma de vacacionar de cada uno. Porque en La Costa, siempre hay un rincón esperando para convertirse en ese lugar al que dan ganas de volver.




