
España tiene su propio tren de lujo: el Transcantábrico, un convoy inspirado en la Belle Époque y pensado para pasajeros que buscan los servicios más exclusivos y quieren exprimir los encantos de la cornisa cantábrica. Incluso, hay quien lo llama el Orient Express español.
El Transcantábrico Gran Lujo recorre el arco comprendido entre San Sebastián (País Vasco, al este) y Compostela (Galicia, al oeste), por el norte de España. Ofrece a sus pasajeros la oportunidad de disfrutar de localidades como Bilbao, Santander, Gijón, Oviedo, Luarca, Ribadeo, Viveiro o Ferrol.
Como cuenta la web Xataka, por si el despliegue de paisajes costeros y bosques no fuera suficiente, el viaje se acompaña de noches a bordo de suites, vagones comedor inspirados en los años ‘20, fiestas, restaurantes y rutas con guías turísticos.
La empresa de transporte ferroviario de España Renfe explica que el Transcantábrico se inauguró en 1983, se reformó en el 2000 y acabó de transformarse de forma integral en 2011, cuando se convirtió en El Transcantábrico Gran Lujo. Tan bien le fue su apuesta por el mercado premium que tres años después ya recibió un reconocimiento internacional.
Si el servicio tiene historia, el material rodante no se queda atrás. Al menos parte de sus vagones datan de la década de 1920 y fueron construidos para la Compañía Internacional Wagons-Lits por la empresa Leeds Forge, un fabricante emblemático de motores de vapor marinos y material ferroviario rodante.
Esas unidades de trocha angosta (o vía estrecha) llegaron a España en 1928 y prestaron servicio hasta los ‘70 en los Ferrocarriles Vascongados.
El tren circula por la red ferroviaria de ancho métrico y permite a sus pasajeros “disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor”, en palabras de la propia operadora, que garantiza “glamour, paisaje, cultura y belleza” durante la experiencia. Además de los vagones Pullman de 1923 habilitados a modo de salones, el ferrocarril ofrece lujosas suites decoradas con madera y que cuentan con su propio salón, dormitorio con cama de matrimonio o gemelas y baño privado. El tren dispone de 14 suites repartidas por siete coches.
En los Pullman del 23, reformados para servir como salones y decorados a propósito para El Transcantábrico Gran Lujo, se sirven desayunos a la carta y en sus comedores se ofrecen platos del chef.
Las comodidades a bordo se completan con prensa nacional e internacional, biblioteca, salón panorámico y un coche pub en el que se celebran fiestas y actuaciones en directo. A los pasajeros se les ofrece además visitas y excursiones a museos, catedrales, bodegas, puertos y montaña con guías políglotas.