
En muchas ocasiones, el problema de la comunicación en pareja está en cómo nos comunicamos. Nos cuesta ser claros y decir las cosas de forma asertiva, y hay ocasiones en que recurrimos a un lenguaje que pensamos que es el mejor pero que en realidad es solo una forma de comunicación pasivo-agresiva: el “dry begging”. La verdad, lo he usado más de lo que me gustaría admitir, pero conociéndolo ahora como lo conozco, y entendiendo que es una maniobra que refleja poca inteligencia emocional, su próxima vez antes de hacerlo me lo pensaré mejor.
El dry begging en la comunicación en pareja
Según explica la psicoterapeuta Jordanne Sculler a Oprah Daily, el dry begging es una forma de pedir algo indirectamente, ya sea atención, apoyo o validación, sin expresar claramente la necesitas y con “el objetivo es obtener una respuesta sin tener que ser vulnerable ni asumir la responsabilidad de la petición” y hacer que la otra persona se sienta obligada a ofrecer apoyo y atención.
Creo que la mejor forma de entenderlo es con un par de ejemplos. Estás en casa y nadie friega los platos después de comer. Tú llevas toda la semana haciéndolo, pero en lugar de decirle a tu pareja que lo haga para repartiros las tareas, lo que haces es suspirar y decir “supongo que me encargaré de fregar hoy también”. Vamos con otro ejemplo más. Pones una lavadora y la tiendes, pero la ropa lleva tres días en el tendedero del salón. Tu pareja está sentada, viéndolo como tú, pero dices “debe ser genial tener a alguien que recoja y doble la ropa por ti…”, mientras empiezas a recogerlo. ¿Te resulta familiar? Lanzamos frases al aire con la esperanza de que nuestra pareja cace nuestras indirectas, en lugar de hacer la petición de una forma clara.
El terapeuta Darren Magee afirmaba que suele implicar dar indirectas o hacer demostraciones emocionales para crear un sentido de obligación, pero aunque no es una manipulación abierta, como podría ser el gaslighting, también es un tipo de manipulación, aunque algunas personas recurren a ella inconscientemente. Podemos hacerlo por miedo, por orgullo o sencillamente porque tenemos malos hábitos de comunicación, pero con el tiempo erosiona la confianza y puede llegar a provocar confusión, resentimiento, bloqueo emocional y, en algunos casos, colapsos totales como explicaba la trabajadora social y terapeuta de relaciones Hope Kelaher a Brides.
La buena noticia es que puede evitarse hablando claramente. Iniciar una comunicación respetuosa en la que expresemos lo que sentimos sin culpa y sin acusar a la otra persona, y practicar una solicitud directa en lugar de insinuar como esto fuera un juego, es un primer paso. Si no sabes cómo hacerlo, lo ideal es acudir a un profesional psicológico que te ayude y si vemos que es un patrón continuado, puede que acudir a terapia de pareja sea la mejor solución para evitar que este comportamiento se repita una y otra vez.
Fotos | Love (Netflix)
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