Un detalle que hace único a este Bentley hace que cueste tanto como un Audi nuevo, y no es por su motor

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Desde siempre, los compradores de automóviles de lujo buscan más que prestaciones brutas: quieren exclusividad, distinción y rasgos que hagan que su coche sea irrepetible. En el caso del Bentley Flying Spur, uno de esos rasgos ha sido llevado al extremo: una pintura especial que puede costar tanto como un coche de gama alta nuevo, y es precisamente ese acabado el que hace que parte del precio de ese Bentley suba disparado.

La técnica de pintura Ombré by Mulliner consiste en aplicar una transición gradual entre dos colores en la carrocería completa del coche, de modo que empieza con un tono en el morro, mezcla tonalidades intermedias hacia el centro, y termina en otro color diferente en la zaga. 

Bentley afirma que este acabado debe hacerse a mano por técnicos especializados, durante muchas decenas de horas. En concreto, para un Flying Spur, el proceso requiere alrededor de 56 a 60 horas (es decir, casi una semana completa de trabajo de pintura) para que la transición se vea fluida, uniforme y exquisita.

Ese es el costo oculto: no es ni el motor ni el chasis lo que encarece el coche hasta ese nivel, sino el trabajo artesanal que ese acabado exige. Bentley ha fijado ese servicio opcional en unos 68.000 dólares para la versión Ombré del Flying Spur. Esa cifra no es simbólica: con ese mismo monto se podría comprar, por ejemplo, un BMW 4 Series Convertible o un Mercedes-AMG CLA 35.

Un Detalle Que Hace Unico A Este Bentley Hace Que Este Bentley Cuesta Tanto Como Un Audi Nuevo Y No Es Por Su Motor

Para ponerlo en contexto: el precio base del Bentley Flying Spur ya es altísimo. Este modelo parte de unos 276.450 dólares. Pero cuando entras al territorio de los complementos de personalización (los llamados “bespoke”) es ahí donde se multiplican los costes de forma estratosférica. Bentley, a través de su división Mulliner, se dedica precisamente a ofrecer esas opciones que hacen que cada ejemplar sea único.

Este fenómeno de invertir cantidades colosales en detalles como la pintura no es exclusivo de Bentley. Muchos fabricantes de lujo han observado que buena parte de sus beneficios provienen de estos extras personalizados: maderas exóticas, combinaciones de cuero hechas a medida, inserciones especiales, e incluso detalles únicos que no se pueden replicar en serie. 

De hecho, Bentley reportó que un buen porcentaje de sus compradores pagan decenas de miles de euros extra para personalizar sus coches, y esos costes adicionales pueden duplicar el precio del auto estándar.

Así pues, el misterio de que un Bentley cueste “lo de un coche nuevo” cuando le añadimos un detalle único no radica en el motor o en la mecánica, sino en la extravagancia artística de hacer que la pintura sea tan personalizada que cada trazo, cada degradado, cada mezcla, involucre muchas horas de trabajo humano, una dedicación extrema que, a fin de cuentas, lo convierte en algo único… y caro hasta límites asombrosos.

Fotos de Bentley

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