En Argentina hay muchos “clásicos” (o derbies), como Boca-River, Independiente-Racing o Estudiantes-Gimnasia. A lo largo de la historia, estos duelos se fueron enriqueciendo con anécdotas y mitos que no hicieron más que encender la pasión futbolera. El clásico de Rosario no se escapa a la regla y cada vez que el balón inaugura un nuevo capítulo de esta rivalidad, la ciudad santafesina se detiene por completo.
Canallas versus leprosos
Cuenta la leyenda que el antagonismo data de una invitación a un “amistoso” entre los dos equipos organizado en favor de los enfermos de lepra de un hospital de Rosario. Parece ser que Central rechazó la invitación, ganando así el apodo de “canallas de la ciudad”. Para devolver la burla, los seguidores de Central lanzaron a sus rivales el contra-insulto de “leprosos”, ridiculizando su interés por jugar ese partido a favor del hospital.
Con el correr del tiempo, el apodo tomó gran importancia, al punto de transformarse en un símbolo para todos los hinchas. Ya sea que el clásico tenga lugar en El Coloso del Parque (el estadio de Newell’s) o en El Gigante de Arroyito (el estadio de Central), hoy la rivalidad entre “canallas” y “leprosos” llena las 40.000 plazas de cualquiera de las dos canchas.